viernes, 16 de diciembre de 2016

De vivir y morir.

-¿Me estás reclamando algo?-le dije. Le increpé con eso, me defendí con eso. Mostré que para el reclamo, no había lugar.

Negligencia. Viajar, sentir, vivir, es una negligencia en su boca.

Vivir es peligrar. Y correr peligro es lo que me vuelve negligente.

Ella corre peligro: se muere quieta.

Yo quiero vivir. Yo me voy a morir el día que me muera, evocando un viejo poema. Ese día me voy a morir. No todos los días.

Voy a vivir hasta que me muera. Todos vivimos hasta que nos morimos.
No puedo asumir el terror; sólo tengo que aceptar esta realidad. Nada más.

Muerte súbita, intoxicación, veneno, alcoholismo, tabaco, cáncer por uso de celulares, insolación, fiebre alta, bacteria, virus, resbalada justo frente a una escalera, resbalada y golpe en la nuca, alimentos vencidos, alimentos nuevos para nuestro organismo, accidente laboral, accidente de tráfico, accidente sexual, infarto, meningitis, tristeza.
Televisión, radio, Internet, estadísticas de muerte, estadísticas de vida.

¿Cuáles son tus límites personales entre azar y responsabilidad?

Yo me cuido tanto como valoro mi vida: me cuido lo suficiente como para VIVIR. No me impido vivir cosas. Cuidado: las estadísticas también muestran que se muere tranquilamente, encerrados en casa entre colchones y diversos aislamientos y medidas preventivas de cualquier mal...

La fragilidad humana. La vida humana. Si me tocó la suerte de tener piernas y poder moverme, cómo no usarlas. Mientras duren. Para qué quedarme quieta.

Si ella estuviera dispuesta a que le trasmita un poco de lo que vivo... Un poco de las dulces magias que he experimentado; un poco de las compañías que le han dado color a mis momentos; un poco de la felicidad y la satisfacción que habitan el hecho de concederse la libertad de cambiar y crecer...

Voy a viajar, viajar no es morir.

Viajar me hace feliz. NOS hace felices, y nos cuidamos. Lo suficiente. Nos cuidamos para vivir. Nos amamos tanto como a la vida. Vamos a viajar él y yo... vamos a un reencuentro con afectos... y también vamos a la aventura.

¡La aventura de vivir! No es ésta una contravención, no es ésta un suicidio.

Me cuido. Ella debería confiar en que me cuido. No me estoy cagando en mi familia, como dice una y otra vez. Creo que en el fondo, ella sabe esto: "Estoy viviendo, mamá. No te gane tu egoísmo de quererme viva, viva para vos, viva sin vida."






domingo, 11 de diciembre de 2016

Preparativos.

Ella es tan joven, tiene ojos cargados de expectativa y de algunos cuantos miedos, pero no se ha dado cuenta. Se ha concentrado, con valentía, en que las cosas resulten lindas.

Espera disfrutar, espera no envolverse en una atmósfera de ensueño, como sucedía de pequeña cuando estaba frente a una novedad muy, muy grata. Entonces, sentía que estaba viviendo un sueño, pero aquello no era bueno, aquello desacreditaba la realidad, la veracidad de lo que estaba viviendo. Y la veracidad, era lo importante... era necesario sentir, y eso se le perdía, se le escapaba. Era como si estuviera obligada a no sentir a pleno, a no disfrutar, cuando la vivencia era muy hermosa.

Ella no es una mala persona, no ha querido teñir momentos de mal humor. Ella olvidaba que se enfrentaba a muchas cosas nuevas. Era por eso que los instantes vertiginosos la tomaban, y entonces creía que algo estaba mal... pero no estaba tan mal. Era sólo el miedo, era la novedad. Eran las fuerzas de los prejuicios impuestos, de las murallas de resistencia (por miedo) que ella traía de su temprana -y presente- educación.

Pero ella también, y más que todo aquello, ella tiene ojos buenos, y ha conseguido transmitir su esencia, sin más. Su esencia, sí, con paz.

Ella... agradece las posibilidades hermosas. Está feliz de haberlas podido tomar. Y espera hacerlo aún mejor. Ella quiere simplemente... andar por la vida con ojos dispuestos a maravillarse.

Todo le ha sido posible ahora. Las puertas están abiertas... ella inició el movimiento para abrirlas. Qué más da, hay que decirlo: ella las abrió.

Quizá sea cierto en alguna medida que cada ser, cada conciencia, vive en el mundo por el que ha optado. En alguna medida, he dicho.
Ahora se abren para ella las puertas del cielo en la tierra, los vestidos hermosos para una noche especial, los ríos de miel por donde Baloo nadó complacido en sus sueños, las siete esferas del Dragón reunidas, la adrenalina espectacular del instante antes de salir a escena... Ahora estará volando sobre el arcoiris donde, según nos cuenta Mago, mueren las penas y nacen los besos en flor. Cómo decirlo, con qué nombrarlo. Es que lo nombro en todas y en cualquiera, de las formas alguna vez contempladas POR ELLA.


sábado, 10 de diciembre de 2016

Donde Negocia lo Posible. (Donde se es feliz...)

Al final tendré una oportunidad más.
Están ahí... Es una brisa de afectos certeros... Los picnis en el pasto, sandwiches de Mamina, olor de repelente, mosquitos, Coca-cola, noche estrellada. También el perfume del invierno... vestir abrigada, comer tortafritas, viajar en auto... en familia. Un viejo y nuevo aroma de café, sospechándose que algo ha ocurrido. Sospechando sé, que algo está bien. Son recuerdos esta vez no atropellados, esta vez recuerdos ordenados y sutilmente elegidos.
Al final ahora, en este comienzo, hay un punto para la integración, hay una continuidad, hay otra forma de contar la historia, y es posible.
Al final estoy bien, al final sigo siendo joven, y al final rescato de mis padres aquello que brilla. Al final no me culpo, al final por fin me cuido. Me permito. Lo merezco. Estoy a tiempo.
El sol podía salir, era verdad. Y salió.
He sobrevivido...

jueves, 8 de diciembre de 2016

Donde Sabe lo imposible.

Sólo corre, sólo sálvate. No temas a perder, no temas a llorar. Abraza fuerte, abraza en serio, porque es un milagro. Es un milagro que estemos acá. Es un capricho de la suerte, es un lujo, es nuestro privilegio.
Verás que hay tantas cosas, tantos pequeños detalles, que en realidad no importan. Sabrás, si lo piensas, que muy poco dice de ti tu aspecto, en relación a lo que puedes hacer. Olvida la textura de tu pelo, el color de tus ojos, la forma de tu nariz, lo flaca o lo gorda que te ves o que te veías... todas estas imágenes no son imágenes que marquen verdaderas impresiones en quienes te rodean. Olvida todo aquello y empieza a existir. Empieza a ser, que muy poco eres en relación al tiempo.

Todos, estamos atados al tiempo.
Y el tiempo se nos va.
Irrefutablemente. Irremediablemente.
Vive y cuida ahora, en tiempo presente... que algunos se te van antes de ti.